Resistencias Individuales y de grupo frente al cambio

Resistencias Individuales y de grupo frente al cambio

Se denomina resistencia al cambio a todas aquellas situaciones en las cuales las personas deben modificar ciertas rutinas o hábitos de vida o profesionales, pero se niegan por miedo o dificultad a realizar algo nuevo o diferente.
La resistencia al cambio que presenta cada individuo es diferente dependiendo, en gran medida, de las experiencias previas, y la capacidad y disposición que se posea para afrontar los cambios. La resistencia puede ser inmediata, diferida, abierta e implícita.
Algunas personas tienen miedo a lo desconocido, al cambio de rutinas, de hábitos. El ser humano es un animal de hábitos y le agrada tener todo bajo control, en consecuencia, las situaciones nuevas pueden generar caos, incertidumbre y descontrol.
Por el contrario, hay otro porcentaje de individuos que ven en el cambio una oportunidad de mejorar, aprender y superarse. Esto puede deberse a las experiencias, al estar habituado a los cambios, a la edad, así como a lo abierta y receptiva que puede ser la persona con respecto a los cambios.
Para algunas personas, es más importante preservar sus costumbres que adaptarse a lo nuevo. De ahí que para los jóvenes puede ser más fácil afrontar el cambio que para las personas adultas o mayores.

Razones de la resistencia al cambio

Para los especialistas, existen diferentes razones para resistirse al cambio, algunos consideran, más allá de la edad y las experiencias, que el nivel de educación influye en la capacidad de afrontar los cambios. No obstante, las razones básicas son:
Hábitos: los seres humanos somos animales de hábitos y rutinas, por eso los cambios generan resistencia e inseguridad al momento de modificar alguna actividad que se realiza con frecuencia.
Equilibrio emocional: el equilibrio mental juega un papel muy importante al momento de asumir un cambio. Las personas equilibradas emocionalmente responden mejor a los cambios que aquellas que no lo están.
Temor a lo desconocido: cambiar de trabajo, de universidad, de lugar de residencia, entre otras situaciones, significan lo nuevo. Esto puede generar ansiedad y temor por no saber qué se puede encontrar y cómo afrontar lo desconocido.

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